julio 20, 2011

No son muchos pero Dios los puso ahí.

Amigos... son almas que se unen para ser una, para conformar sentimientos y pensamientos totalmente diferentes pero que se complementan en la más perfecta mezcla de cariño, honestidad y comprensión.
Un amigo te ama a pesar de las diferencias de edad, de ideologías, de raza, de pensamientos y de culturas. Un amigo es aquel que daría su vida por vos. Aquel que a las tres de la madrugada te atiende el teléfono y si es posible va a tu casa con un kilo de helado cuando terminaste con tu novio... o simplemente porque necesitabas hablar con alguien y descargar tus lágrimas. Aquel que sabe cuándo estas bien, cuándo estás sencible, y cuándo mal. Aquel que sabe con presición qué decirte y hacer para sacarte una sonrisa. Aquel que te aguanta, que te aconseja, que en los malos momentos, en los peores, en los que no podés hacer más que hartarlo con tus llantos e insoportables discursos, no deja de escucharte aunque sepa que no aguantaría un segundo más tus mocos en la almohada recién lavada y tus gritos entre llorisqueos...
Ese es un amigo. El que te defiende por atrás y te critica por delante. El que no duda en remarcar tu error e insistirte hasta que dejes lo que te hace mal. El que sabe que cometiste muchisimos errores, al igual que él y que toda persona, pero que insiste en quedarse a tu lado e intentar perdonar, olvidar, simplemente porque te quiere de verdad.
Un amigo es el que verdaderamente hace presencia en las malas.

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