enero 15, 2015

breve panorama de un amor-non-fiction

sola. conmigo misma, saco del bolsillo un cuchillo mientras mis ojos flotan en un pequeñísimo mar de lágrimas.
intento convencerme por última vez de que no es posible volver. es un viaje de ida.
acerco el cuchillo a mis muñecas, cierro los ojos y lo siento ahí, filoso, frío, rígido y brillante. tan brillante que ilumina mis ojos.
ahhhhh.
suspiro un mar bordó. y ahí lo suelto. lo dejo caer y no abro los ojos.
suspendida, yaciente sobre la alfombra que ya estaba empapada, no sentía la cabeza, tenía la boca abierta y estaba sedienta.
de repente como en cápsulas que saltaban por la habitación se asomó un sonido de golpeteos sobre el suelo y voces varias. las cápsulas iban recobrando sentido y se unían en pos de algún mensaje o llamamiento sagrado. pude sentir mi cabeza y sin importar el esfuerzo que hice por abrir los ojos, no lo logré.

desperté en una habitación de hospital. sola. cubierta con una sábana. hacía frío. me dolía mucho la cabeza. todavía no movilicé mis músculos, no hasta al menos sentirlos. de a poco la orden del hipotálamo llegó a mi extremidad derecha y pude subir mi brazo para inspeccionarlo.
y ahí caí en la cuenta. todo lo que había ideado se fue al tacho, no tuvo caso, seguiría empecinada una y otra vez con hacerlo pero al final nunca iba a resultar.

era la quinta vez que lo intentaba. y, al parecer, la última. estaba exhausta. sólo quería irme a casa, recostarme en mi cama y mirar mi techo. las sábanas heladas y duras también eran ásperas. sumergida en mis pensamientos, logré percibir un sujeto apoyado sobre el marco de la puerta de la habitación.
él.
cuánto había pasado sin verlo? casi ni lo reconocí. estaba más gordito, rechoncho. sus ojeras, intactas. sus ojos (hermosísimos) me miraban firmemente con un dejo de desesperanza. no, señores. jamás pude sacarlo de mi desdichado corazón.

no quiero escucharte. no quiero sermones. no quiero tu lástima. si venías a ofrecerme precisamente eso, te invito a que te retires. le dije a duras penas. ahora estaba disfónica y me dolía un poco el corazón desde hacía unos pocos instantes por su fallido intento de salir de mi (ahora dolorido) tórax de una patadota.

el sujeto dio un paso hacía mi dirección y mi corazón dio otro saltazo ahora con ases de lograrlo realmente. su boca... (ay, cómo decirlo. su boca era definitivamente el insulto más retorcido que se divise jamás, pero con un dejo (qué digo dejo, una mancha más grande que mi casa) del más infinito e irresistible placer. era la frutilla de la torta... (volviendo) su boca se retorcía hacía arriba como un perverso mensaje a descifrar que, en verdad, estaba muy a la vista. simplemente era la vil e impenetrante ternura que sentía hacia mí.

revoleé los ojos y miré al otro costado. intenté con todísimas mis fuerzas no volver la cabeza y dedicarle una sonrisa. naaaaaaa, tonta, tontísima, un poco de dignidad, che, que se te caen los huesos por las ganas de tirártele encima y...

ejem. interrumpió el pensamiento la oportuna y sexy enfermera que me tocó. el sujeto clavaba sus ojos en mí. la ignoró por completo. mis suspiros internos en silencio se acrecentaban, ni-la-miró!
la enfermerita le pasó por al lado con esa sonrisa desfachatada de "haceme el amor papitoooo"-
na, capa, él está conmigo.

penstañeé y descubrí que la enfermera ya se había esfumado y yo seguía sumergida en mi propio veneno. lo miré y se había sentado, siempre con vistas hacia mí. estaba más cerca. podía divisarle la cintura y verle las rodillas. tenía puesto uno de esos pescadores que le quedaban sarcásticamente bien (por sus [jugosas] piernazas de futbolista).
GUAU. estaba ahí. realmente lo estaba? no sería otra de mis alucinaciones matutinas?
de vuelta, la enfermera. esta vez, pasó derechito a través de él. y se esfumó en menos de un milisengundo. una parte de mi cerebro no estaba para nada sorprendido, de hecho, se lo esperaba. pero otra parte, la mayor parte de mi cerebro no suponía nada de alucinaciones, realmente se creía divisar una figura completamente real, en tiempo y espacio real.

la inteligencia, como decía Piaget, es la capacidad de aprender con rapidez en situaciones nuevas.

mi Ego, no yo, mi alterEgo se vio hoy en una situación de extrema incomodidad y desprotección cuando un sujeto cualquiera decidió emitir un Acto de Habla en su mayor expresión. El acto de habla que se ha proferido en contra de mi Ego fue el de destierro. Ha sido desterrado de una tierra llamada Caretaje.
Qué hacer? ponerse feliz, por haber dejado la tierra del caretaje o ponerse triste por haber sido desterrado?
definitly: i'm so happy i don't belong to that place anymore.

El sujeto ahora me miraba fríamente. Abrí los ojos como huevo cuando me di cuenta de que estaba por decirme algo, ensimismado en su próximo comentario, se sorprendió cuando lo interrumpí.
vas a decirme algún día a qué venís? no hiciste más que observarme durante un buen rato con esa cara de... nada. bah. quisiera saberlo, porque no sé si sabrás que me estás poniendo un tanto incómoda.
sonrió.
levanté mi ceja apuntándolo con mis ojos como si tuviera rayos laser.




al fin.



¿al fin? ¿eso es todo lo que dirá? ¿al fin qué?


¿al-fin-qué? le dije un poco (muy... demasiado) alterada.
el sujeto bajó la vista. (al fin. pienso) me di cuenta de que titubeaba sobre lo que estaba a punto de decir. creo que se puso un poco coloradito. (¿qué querés decirrrrrrrrrrrr?!!!!) mi cerebro a punto de explotar de impaciencia.

- al fin... te veo. 

oh.

cerebro descompuesto. tórax dolorido (nuevamente) por violento latido. y... acá vamos de nuevo.
veinte o treinta segundos habrán pasado?
el sujeto había tomado asiento y sus ojos levitaban en algún mundo desconocido muy muy lejos de acá.
yo... yo en estado de shock.

no le dije nada, hasta que me miró de nuevo. vi esa mirada de emergencia, una que finge no estar demasiado aturdido por lo que acaba de decir y lo suficiente como para no tomarse el palo. él quería, se notaba, quería irse corriendo. esconderse. intentar borrar con sus pensamientos lo que acababa de pasar. revivió todo-absolutamente todo lo que había quedado bajo tierra, moho, raíces de cinco árboles juntos y unas cuantas baldosas. ahí estaba. yaciendo sobre nosotros una terrible atmósfera incómoda pero cálida. desenterró lo que estaba bajo llave en cada uno de nuestros corazones y era pecado descubrir.
de repente no lo resistió más y se acercó, demasiado, y me dio un susto terrible. empecé con espasmos y el ti ti tiiiiiiiiii del control de terapia intensiva era ya esperable. me pude calmar porque tenía los puños tan cerrados que se me cansaron las manos.


escuchá... fue un error. todo. haberme ido, habernos separado, haber intentado olvidar algo que echó raíces dentro nuestro. sólo quería... saber si estabas bien. sigo siendo tu teléfono de emergencia... por eso estoy acá. me voy. es un error...

dejé descansar mi cabeza que ya pesaba y me dediqué a pensar sucinta y detalladamente lo que había pasado instantes atrás.
lo amé. locamente. lo tuve y lo perdí.



















No hay comentarios: